La talidomida se recetó por primera vez a finales de la década de cincuenta en Europa para tratar la ansiedad, el insomnio y, en las mujeres embarazadas, las náuseas matutinas. Se comercializó en Europa y, además, en Japón, Australia y Canadá. La talidomida es un fármaco que fue comercializado entre los años 1958 y 1963, con fin sedante y calmante para las náuseas durante los 3 primeros meses de embarazo. En 1998, la Administración de Alimentos y Medicamentos de E.E.U.U aprobó el medicamento talidomida para el tratamiento de un trastorno grave de la piel. En el año 2006, también se aprobó para el tratamiento de una forma de cáncer. La talidomida puede producir defectos congénitos graves e incluso la muerte del bebé.
En 1961, médicos de Alemania, Australia y Gran Bretaña, notaron un incremento
considerable en la cantidad de bebés nacidos con graves malformaciones o
pérdidas de brazos y piernas. Se estableció la relación entre estas
malformaciones y el uso de la talidomida durante la primera etapa del embarazo,
cuando comienzan a formarse los brazos y las piernas del bebé.
La
malformación más conocida (ausencia de la mayor parte del brazo o de la pierna
y la presencia de manitas en forma de aleta) se llama focomelia. En los
casos más graves, los bebés carecían por completo de extremidades.
El medicamento fue
inmediatamente retirado del mercado y esta catástrofe produjo un importante
endurecimiento de las pruebas que debían pasar los medicamentos antes de ser
comercializados, haciéndose obligatorias las de sus efectos teratogénicos. La
cuestión que queremos aquí resaltar es que el producto comecializado era una
mezcla de moléculas derechas e izquierdas: ahora sabemos que únicamente la
forma derecha de la talidomida es teratógena y que todo habría sido perfecto si
solamente las moléculas izquierdas hubieran sido producidas y prescritas.
Estatua de Allison Lapper en Trafalgar Square |
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